13 Oct El número 13
El número 13 ha sido considerado durante mucho tiempo como un número importante por las culturas precristianas y adoradoras de las diosas por su relación con el número de ciclos lunares y menstruales que ocurren en un año del calendario gregoriano. La fertilidad era apreciada en la época precristiana y las obras de arte solían establecer conexiones con la menstruación, la fertilidad y las fases de la Luna.
Sin embargo, a medida que el cristianismo fue estableciéndose en la Edad Media, el paganismo se enfrentó a la nueva fé patriarcal. Sus líderes no solo prohibieron la adoración de múltiples dioses y diosas, sino que la celebración del viernes, el número 13 y las diosas que invocaban el amor, el sexo, la fertilidad, la magia y el placer se consideraron impías.
Por otro lado, también nos encontramos que tanto los viernes como el número 13 han sido considerados durante mucho tiempo como un presagio de buena fortuna.
En la época pagana, por ejemplo, se creía que el viernes tenía una asociación única con lo divino femenino (Venus). Lo podemos encontrar en el nombre del viernes en inglés “Friday”, que se deriva del inglés antiguo y significa “día de Frigg”. Tanto la reina de Asgard como una poderosa diosa del cielo en la mitología nórdica, Frigg (también conocida como Frigga) estaba asociada con el amor, el matrimonio y la maternidad.
Frigg daba protección a hogares y familias, mantuvo el orden social y pudo tejer el destino como también hacía con las nubes. También poseía el arte de la profecía y podía dar o eliminar la fertilidad. Por otro lado, Freyja, la diosa del amor, la fertilidad y la guerra con quien Frigg a menudo se equiparaban, estaba dotada del poder de realizar magia, predecir el futuro y determinar quién moriría en las batallas, y se decía que montaba un carreta tirada por dos gatos negros. Estas diosas fueron adoradas ampliamente en toda Europa y, debido a estas asociaciones, los nórdicos y teutones consideraban el viernes un día de suerte para el matrimonio.
Sin embargo, estas deidades eran tan veneradas que hacer que la gente las abandonara con la llegada del cristianismo resultó ser un verdadero desafío. Pero las autoridades cristianas persistieron, calificando como brujas tanto a las deidades como a las mujeres que las adoraban.
“Cuando las tribus nórdicas y germánicas se convirtieron al cristianismo, Frigg fue desterrada a la cima de una montaña y etiquetada como bruja. Se creía que todos los viernes, la diosa rencorosa convocaba una reunión con otras once brujas, más el diablo -una reunión de trece- y tramaba malos giros del destino para la próxima semana” escribió Charles Panati, autor de “Orígenes extraordinarios de cosas cotidianas” (dónde remonta el concepto a la mitología nórdica).
En la Biblia, encontramos que el viernes da mala suerte y se remonta incluso antes de la crucifixión: se dice que fue viernes el día en que Adán y Eva comieron el fruto prohibido del árbol del conocimiento, en el que Caín asesinó a su hermano Abel, en el que se destruyó el templo de Salomón y el día en que el arca de Noé zarpó en el Gran Diluvio.
Cómo vemos, una vez más, el cristianismo decidió hacer una buena limpia ensuciando tanto el simbolismo del 13 como del propio viernes, algo que a día de hoy se sigue conservando como día de mal augurio (Viernes 13). Sin embargo, no fue hasta la época victoriana en que terminó de fraguar junto con novelas posteriores de principios de siglo XX que recogieron estás supersticiones para dar morbo y provocar miedo.
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Shana
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